Vagina: Lo Que No Decimos
- hecticmag
- 12 dic 2024
- 4 Min. de lectura
Escrito por Sofía Granados.
"Digo la palabra en sueños, la digo porque se supone que no debo decirla. La digo porque es una palabra invisible..."
— Eve Ensler, Los monólogos de la vagina
La belleza toma infinitas formas, pero muchas de ellas han sido silenciadas o relegadas al margen, especialmente cuando desafían los estándares dominantes. Este texto surge como parte de un proyecto artístico en el que me pidieron explorar y representar una belleza diferente, aquella que no siempre se considera dentro de lo "usual".
Decidí centrarme en la vagina como símbolo de fortaleza, vida y complejidad, y acompañé esta reflexión con la creación de una máscara que la representa. A través de esta obra, busco desafiar el tabú que rodea a los genitales femeninos, reivindicar su importancia y destacar la conexión entre el cuerpo, el empoderamiento y la libertad de expresión.
La vagina no solo es una parte esencial de la anatomía femenina; es un emblema de belleza, resiliencia y poder. Este escrito es una invitación a reflexionar sobre lo que callamos, lo que ocultamos y lo que necesitamos transformar para apreciar una forma de belleza que trasciende lo superficial y abraza lo profundo.
La terminología relacionada con los genitales femeninos sigue siendo un tabú. La palabra "vagina" no tiene suficiente representación en nuestra sociedad, especialmente si la comparamos con otras partes del cuerpo o con su contraparte, el pene. Usualmente, la palabra y su simbolismo conllevan connotaciones negativas, y una vez asociada la vagina con algo malo, resulta muy difícil apreciar realmente el hecho de poseer genitales femeninos.

Por desgracia, padres y madres perpetúan el estigma que rodea a la palabra "vagina". La mayoría emplea eufemismos para nombrarla: flor, papaya, concha, Pepa, raja, entre otros, porque se considera que "vagina" es una palabra que suscita ansiedad, incomodidad, desprecio o asco, y que corrompe a las infancias.
"Vagina" no es una palabra pornográfica; es un término médico, empleado para referirse a una parte del cuerpo, al igual que codo, mano o costilla. Es hora de reivindicar esta palabra desprestigiada. Aquello que no se dice se convierte en un secreto, y los secretos a menudo generan vergüenza, miedos y mitos. Esto afecta profundamente a las mujeres y a las personas con vagina que se identifican como mujeres.
Es momento de decir lo indecible y romper con la cultura que censura los cuerpos y la expresión de la comunidad. Empoderarse diciendo la verdad sobre los cuerpos y sobre la historia puede marcar una diferencia. Las vaginas no solo están conectadas a personas fuertes, bellas y poderosas, sino que también son una maravilla por sí mismas.
La vagina es un prodigio de la ingeniería muscular: sensible y fuerte, suave y flexible. El impresionante potencial del orgasmo femenino es un resultado directo de las 8,000 terminaciones nerviosas del clítoris y de la robustez y complejidad de la musculatura pélvica. La tremenda fortaleza del músculo uterino y la flexibilidad de la vagina hacen posible el parto. La vagina realiza una de las tareas más importantes de la vida: asegurar la salud óptima de la prole y, por consiguiente, la supervivencia de la especie.
Usar la palabra "vagina" nos ayuda a crear una contracultura que cambie los valores y creencias que oprimen a las mujeres y a las personas con vagina. Hablar libremente sobre la vagina, su valor y sus capacidades no solo permitiría disfrutar de vidas sexuales más plenas y francas, sino que también es necesario actuar con urgencia para abordar otros problemas. La apatía hacia la información correcta sobre los genitales femeninos no solo genera crisis individuales, sino también problemas colectivos.
Más de 100 millones de mujeres han sido mutiladas genitalmente en todo el mundo. Libertades ganadas con mucho esfuerzo están siendo cuestionadas, y en muchas partes del mundo los derechos reproductivos siguen siendo limitados. La autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos no está garantizada, y diariamente surgen nuevos campos de batalla para las mujeres y las personas con vagina.
En México:
Una mujer es violada cada 18 segundos.
Diez mujeres son asesinadas al día.
México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil.
De mil casos de abuso, solo se denuncian ante la justicia unos 100.
Cuando los niños pequeños denuncian actos sexuales en su contra, están diciendo la verdad en el 93% de los casos. Sin embargo, en los procesos legales, sus declaraciones suelen ser desestimadas por considerarse fantasías. Además, muchos menores que han sido abusados no logran reconocer ni expresar el abuso hasta que son adultos.
Por otro lado, desde 2006, el cáncer cervicouterino es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres y personas con vagina. El 75% de las muertes relacionadas con este cáncer se pueden prevenir al realizarse el estudio del Papanicolaou. Los hombres trans y personas con vagina que no se identifican como mujeres enfrentan desafíos adicionales al hacerse este tipo de pruebas, pero están en riesgo como cualquier otra persona con vagina.
Un aproximado del 45% de las mujeres encuestadas sobre este tema declara que no se realiza dicho estudio por vergüenza o pudor. Hay mujeres que están literalmente muriendo de vergüenza.
La información abierta y adecuada no solo mitigaría el pánico, sino que ayudaría a poner fin a estos horrores. Estas problemáticas no dejarán de ocurrir hasta que las reconozcamos, y la única manera de hacerlo es capacitar a las mujeres, personas con vagina e infantes para que hablen de ellas sin temor a represalias o venganza.
La palabra nos mueve y nos libera.
Texto, máscara e ilustración Por Sofía Granados para HECTIC MAG.
Referencias:
https://eveappeal.org.uk/blog/saying-word-vagina-not-brave-normal/ https://www.informador.mx/Suplementos/Falta-de-educacion-sexual-causa-problemas-sociales-20140625-0136.html
El origen del mundo, Blackledge C.
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